miércoles, mayo 03, 2006
El país de la desesperanza
Lo único que tenemos claro es que vamos a morirnos, sin duda. Desde que nacemos estamos viviendo constantemente entre la certidumbre e incertidumbre, sobreviviremos, no sobreviviremos, acabaremos la escuela, tendremos buenos amigos, encontraremos el amor de nuestra vida. En la cuerda flojita, flojita.
El grado de desarrollo de un país es un fiel reflejo de aquello que te puede brindar la mínima seguridad de que vas a poder alcanzar - al menos – un nivel básico de subsistencia.
Pero cuando tu país no te ofrece más que incertidumbre de tu sobrevivencia como ser humano, tienes o deberías, tener la opción de optar por un país que si te lo pueda brindar, somos humanos, por Dios.
En otras palabras: En Estados Unidos, el grado de desarrollo de este, nuestro vecino del norte, puede garantizar a un individuo lograr un trabajo – básicamente pagado – y sobrevivir.
Digo todo esto porque recientemente ocurrió la mega marcha por los derechos de los inmigrantes en la poderosa nación azul con rojo, y miles de nuestros paisanos, con algunas otras minorías, abandonaron sus casas y tomaron las calles.
Señor gobierno, señores políticos, señores diputados, señores ex políticos, señores ex diputados, toda la clase gobernante… no les da vergüenza.
Que miles de personas estén i-l-e-g-a-l-e-s en un país vecino reclamando derechos que no son suyos, que no merecen, porque simple y sencillamente no deberían estar ahí, cuando todos ellos deberían estar de este lado t-r-a-b-a-j-a-n-d-o y produciendo en este país.
Para la clase en el poder es mejor hacerse de la vista gorda, cuando lo único que ha pasado en los últimos 80 años es una clase gobernante que llega y se enriquece sin hacer lo que tiene que hacer.
Si sobrevivir es la única premisa, apoyo a todos aquellos que marcharon el 1 de mayo, peso si esa es la única manera de hacerlo, ¡vamos, ¿qué diablos hacemos aquí?, larguémonos para el otro lado!
El futuro, ya no del país, de cada una de las personas como individuos es realizarse como persona, pero si tenemos más de 40 millones de personas viviendo en la desesperanza y sobreviviendo sin nada, ¿dónde quedan los sueños del individuo? ¿dónde quedan los tuyos?
Ya basta…
La vida es en sí un experimento…
Mauricio Martínez R
mau_76@hotmail.com
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