martes, marzo 28, 2006

Patzcuaro

El fin de semana me fui a Patzcuaro, me fui a la boda de mi ex-jefa. En un artículo reciente les platicaba que me cambié de trabajo, pues bien, fuí una boda preciosa, hermosa, una experiencia inolvidable, no quiero caer en decir palabras fáciles, pero creo que una preocupación en común que comparten todas las personas que adquieren matromonio es hacer de este acto uno único, irrepetible e inolvidable, y lo logran.

Fue en Patzcuaro, para los amigos lectores de otras partes del mundo Patzcuaro queda a 350 kilómetros de distancia de la capital del país, son casi 4 horas y media en carretera. Patzcuaro se distingue por tener un lago enorme y hermoso. Sus calles son enigmáticas, todas las casas están pintadas de blanco y rojo, los techos son de tejas y todos los comercios tienen una misma tipografía, y están escritos con mayúsculas en rojo y minúsculas en negro. Simplemente precioso.

Lo más curioso del viaje fue que - y para ligarlo con el propósito del blog - aconteció que la gran mayoría de los invitados nos trasladamos para allá, me atrevería a decir que éramos 300 personas - creo - que como éxodo escapamos de la ciudad para compartir felices con Laura - la novia - de su acto matrimonial.

Pero no sólo eso, pasó que en Patzcuaro en este mismo fin de semana ocurrieron tres bodas más. Lo que ocasionó que días antes los hoteles del pueblo se quedaran sin reservación y propició, para beneplácito de los habitantes, una buena derrama económica; cosa que nos dice que Patzcuaro, está de moda.

La parte que más me encanta es que no importa la avanzada tecnología, las marcas, los celulares, cualquier cosa que se te ocurra, no dejará de ser un alivio poder contar con momentos que nos regresen a nuestras raíces, que nos permitan reflexionar, ver de otra forma la vida, saber que en verdad no necesitamos el 80% de las cosas materiales que tenemos actualmente como para poder apreciar un atardecer, poder vivir un día tranquilo, estar con la persona amada o simplemente caminar y empolvarte un poco los zapatos.

Laura, no sé si me estás leyendo, pero te agradezco me hayas invitado a mi y a Diana a tu boda, te deseo lo mejor, pues sé que ese halo de felicidad que desde ese día te rodea, será uno que permanecerá y bendecirá tu nuevo hogar. De todo corazón, muchas felicidades, te desea con mucho aprecio y enorme estima, tu amigo.

La vida es en sí un experimento...
Mauricio Martínez R.
mau_76@hotmail.com

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