viernes, marzo 11, 2005

Marketing Político

VIERNESSANTO.- Con motivo del panorama político que se vislumbra en México, comenzamos esta columna titulada: "viernessanto" y en ella una serie de artículos sobre Marketing Político, un artículo que aparecerá todos los días viernes, de aquí hasta el momento de las elecciones presidenciales de 2006. El principal objetivo es ayudar a comprender el "acto del poder" y como éste se nos es vendido.

¿Qué es un producto? Cualquiera puede decir que un producto es un jabón, una pasta de dientes, un detergente, en fin, son muchas cosas. Una definición clásica de un producto es aquel tangible que satisface una necesidad. Hoy en día, aunque muchos probablemente no estén de acuerdo, salvo se actualicen, un producto no necesariamente satisface una necesidad y no necesariamente es un tangible. ¡Pácatelas!

Un producto es simple y llanamente toda aquella cosa que encuentra un comprador. O sea que cualquier cosa que sea suseptible de ser adquirida se convierte automáticamente en un producto, así sea una cosa usada, una cosa nueva, una crema reductiva para bajar de peso, un cigarro fuera de la cajetilla, una lámpara rota, en fin... cualquier cosa.

Un producto para ser producto se compone (aunque no necesariamente) de características tangibles e intangibles. Los tangibles son la materia, o sea de qué está hecho, y el intangible es más qué representa, qué dice, cómo se expresa. Mientras una cosa es material la otra es inmaterial. Para que quede más claro, un día domingo te invito a que cuando todos se dispongan a comer, le quites a uno de los refrescos la etiqueta, podrás ver que serán pocas las personas quienes se sirvan de ella.

Hoy los intangibles han ganado terreno. Lo mismo ocurre en el terreno político. Los políticos tienen tangibles: son personas de carne y hueso. Pero sus intangibles son trementos: algunos son tildados de corruptos, otros de complotistas, lamentablemente son pocos los catalogados como "buenos". Lo más sorprendente de todo es que todos ellos, o mejor dicho, cualquiera de ellos, cuando ocurre alguna postulación son un pan de dios, descubrimos sus virtudes, hasta incluso se ven más guapos, y guapas. ¡Increible!

Ser político es debatirse siempre entre el bien y el mal. Si los analizamos todos los políticos viven al filo de la navaja, se debaten entre el honor y deshonor, y sobre todo entre la verdad y la mentira. Invariablemente todos los políticos que vemos, los observamos defendiendose, ellos siempre tienen la verdad, y los demás son difamadores del bien y la justicia.

De esta forma, los intangibles en los políticos son "valores", todos aquellos que tengan para sí los valores que comparten la mayoría de los mexicanos, serán aquellos políticos quienes tendrán las mayores posibilidades de triunfo en sus postulaciones. Los intangibles en el político está más ligado a su personalidad, a su imagen, hay políticos que parecen teiboleros, tal cuál pancho cachondo; hay otros que ostentan una imagen tradicional, como Beatriz Paredes, y otros más que se ven muy clásicos, con chamarras de cuero y toda la cosa, como Roberto Madrazo. También los hay campiranos, rancheros como Vicente Fox. O quienes ostentan la imagen de trabajadores, como Andrés Manuel López Obrador.

Los tangibles en los políticos están también con relación en su imagen, si son gordos son bonachones, si son delgados, son activos, prestos, rápidos. Si son bigotones son amigables, incluso con berba, para muchas mujeres hasta los ven varoniles. En fin. Lo más importante es que ambos factores, tangibles e intangibles sea acordes. Estén en un mismo tenor. lograr una integración de los dos.

En la medida que vayamos avanzando a través del tiempo, podremos ir descubriendo y analizando lo que es el marketing político, por el momento te dejo la siguiente pregunta a reflexión:

¿Qué atributos podrías construir para tí, si fueras político, tanto en el aspecto tangible, como en el intangible?

La vida es en sí un experimento...
Mauricio Martínez R.
mau_76@hotmail.com

3 comentarios:

Iolanthe dijo...

Lo triste del caso es que al dejarnos llevar por el intangible, éste sea una falacia, y terminemos en el lugar opuesto al que deseábamos. Al igual que por el intangible nos hagamos a veces una idea incorrecta de una persona, cayendo en un prejuicio. Indiscutiblemente que una excelente campaña de marketing hará creer en los Reyes Magos hasta a quien no tiene ni pizca de fe. No crees?

Mauricio Martínez dijo...

Saludos, tienes mucho de razón, una buena campaña puede ser desarrollada tanto por "buenos políticos" y "los malos", el problema es difícil, pues cuando hablamos de productos, cuando uno no cumple lo que promtete podemos tirarlo a la basura o dejar de comprarlo. En el caso del Marketing Político una mala "compra" o un mal "producto" no podrá ser desechado tan fácil hasta la próxima elección. Por ello debemos de aprender a reconocer sus estrategias para evitar malos "productos".

Iolanthe dijo...

Ahora bien... hay millones de mexicanos que han preferido dejar pasar de largo su participación, sea por desengaño, desilusión, apatía... lo que quieras. Lo grueso es que si esto crece, la responsabilidad de hacer un super análisis de ese marketing para una toma de decisión lo más certera posible, recaera en cada vez menos personas.
Gracias por tu visita a mi blog. Un feliz fin de semana