sábado, mayo 20, 2006

El sexo vende


Cualquiera que esté trabajando en una agencia de publicidad, btl o de medios habrá escuchado la siguiente afirmación cientos de veces: “El sexo vende”. En los albores del siglo XXI déjame escribir una sentencia aplastante: esa afirmación es verdad.

Una de las formas más básicas de segmentación pero que sin duda refleja el poder estratégico de nuestras acciones, es la segmentación de género. Un ejemplo, en la Unión Americana las mujeres participan en el 80% de las compras de automóviles y el 26% de las compras de camionetas tienen un target en común: mujeres. ¿Alguna idea para tratarlas diferente en el punto de venta?

Cuando hablamos de segmentos de mercado, por lo general estamos hablando sobre cierto grupo de personas que tienen características y necesidades en común, se ubican en un rango de edad, en una localidad o llegan a tener ingresos económicos similares. Pero cuando hablamos de sexo la diferencia se hace enorme, no importa qué tan iguales sean las personas en un segmento, al final un hombre tendrá expectativas mucho muy diferentes sobre una ferretería que lo que espera una mujer de ella.

Así mismo las estrategias de promoción para impulsar un producto debieran diseñarse tomando como base esta sencilla variable, preguntándose ¿a quién le estoy hablando, a un hombre o a una mujer? ¿Qué quiero que sienta, piense y haga? ¿Qué percepción construiremos al término de nuestra ejecución?

Ya que no es raro ver en el punto de venta actividades con el consumidor que no sabes a quién le estás hablando: ¿es una actividad para el niño, para el padre o para la madre? Un consomé de pollo – por decir un ejemplo – ¿tiene algo que ver con que la actividad se base en meter un balón en una portería?

Empezar por definir a qué género – hombre o mujer - le está hablando la marca y/o producto, podría ser un buen inicio para el mejor diseño de una estrategia promocional, ya que – por ejemplo - te puedes encontrar taladros grandes, pesados, fuertes, los llamados rotomartillos que sólo se usan en la industria, que son adquiridos por hombres, casados y alrededor de los 40 años porque sienten la necesidad de mayor potencia, así como de aquellos taladros pequeños, ligeros, recargables, con la potencia suficiente para colgar un cuadro, que tienen su mejor target en mujeres jóvenes, ejecutivas, independientes.

Con un sencillo ejercicio en donde tres o cuatro personas se reúnan para identificar el género del producto, podría ser suficiente para empezar a diseñar estrategias promocionales que hablen de una forma distinta y no tanto andrógina o fuera de si, porque al fin y al cabo, nadie puede negar que el sexo vende. O tú ¿qué piensas?

La vida es en sí un experimento…
Mauricio Martínez R.
mau_76@hotmail.com

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